El ex ciego no tuvo temor ante los fariseos, aunque lo querían intimidar.

Antes de llegar al testimonio del ex ciego me gustaría definir algunos términos que nos serán de utilidad en el estudio.

  • Testigo, Testificar y Testificación

Existen diversas definiciones de la palabra Testigo.

Una de ellas dice: Un testigo es quien da un testimonio y confirma algo que conoce por experiencia personal. El testigo es un observador de un acontecimiento el cual lo comunica o trasmite. Es decir, un testigo no solo es aquel que ve, sino también aquel que cuenta lo que vio.

Otra definición dice: Un testigo es indefectiblemente declarante de algo que por sí mismo ha visto u oído, pues quien testifica da testimonio de experiencias vividas.

Testificar es compartir nuestro testimonio o experiencia personal referente a algo que hemos visto o experimentado de primera mano.

Otra palabra relacionada con testimonio, no muy utilizada entre los evangélicos es Testificación, que es la acción y efecto de testificar. Aunque esta palabra está más relacionada con cuestiones judiciales hoy en día, también puede ser utilizada para describir lo que hace una persona cristiana que comparte su testimonio, su experiencia y conocimiento relacionado a Jesús.

Pudimos ver en estudios anteriores del evangelio de Juan a Juan el Bautista como testigo (1. 7, 8, 15, 19) (3. 22-36) (5. 31-36). También vemos a la Samaritana dando testimonio (4. 39)  En Juan 5. 39 vemos que las Escrituras dan testimonio. Y en el capítulo 8 vimos un interesante debate analizando la validez del testimonio de Jesús y el testimonio del Padre.

Más adelante en Juan 15. 27 se indica que los discípulos de Jesús son testigos.

En 18. 37 Jesús dice:  Yo para esto nací y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.

En 19. 35 Juan el apóstol indica su testimonio referente a la muerte de Jesús en la cruz: El que lo vio ha dado testimonio de ello y su testimonio es verídico. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.

Y en 21.24 señala: Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las escribió. Y estamos convencidos de que su testimonio es verídico.

Pienso que el tema del testimonio y de testificar tiene abundantes conexiones con la comunicación.

En un estudio anterior había realizado todo un capítulo referente a que la palabra testimonio, en griego martureo, está íntimamente relacionada con la palabra mártir; y es aquí donde quiero detenerme referente al testimonio del ex ciego. Él perfectamente podía haberse callado, pero no lo hizo, aún ante el riesgo de ser expulsado de “su iglesia” o incluso de su familia. Testificó ante sus vecinos (9. 8-12); y luego testificó ante los fariseos (9. 13-17).

Suelo escuchar referente a las personas que recién tuvieron un encuentro con Jesús en la actualidad, que son muy fervientes en su testificación de su fe.

Me apasiona mucho la historia anabautista del siglo 16, cuando miles de creyentes dieron sus vidas por relatar su testimonio. Han quedado miles de actas judiciales, referente a cómo estas personas expusieron su fe ante tribunales políticos y religiosos, sin ningún tipo de temor, llenos de gozo, testimonios auténticos de lo que había ocurrido en sus vidas. Muchos de ellos murieron ahogados, decapitados o quemados en la hoguera, y hasta el último segundo siguieron predicando o cantando, relatando su experiencia de fe.

  • El testimonio, la fe y el conocimiento

El ex ciego de nacimiento no sabía mucho sobre Jesús. A sus vecinos dice en los versículos 11 y 12:

Y él respondió: —Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve y lávate en Siloé”. Así que fui, me lavé y entonces pude ver.

—¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron. —No lo sé —respondió.

Evidentemente aquí este hombre, no tenía mucho conocimiento. No sabemos si había estudiado las Escrituras en la sinagoga de niño, como los otros niños de su época. Tal vez no, no lo sabemos. Pero de Jesús, el Mesías, sabía muy poco.

También en este sentido, creo que la testificación es una acción que tiene sus etapas. En alguna etapa de nuestra vida nuestro testimonio pudo haber sido muy simple, y hasta podríamos decir, sin muchos datos, o con expresiones como la del ex ciego (No lo sé), o tal vez no lo entiendo bien, o hasta “tendré que preguntarle al pastor”, o cosas por el estilo.

Pero vemos que no importa nuestro nivel de conocimiento, la profundidad de un testimonio verdadero, nacido de la propia experiencia, produce un impacto tremendo en otras personas.

  • El testimonio y la testificación

Es aquí que pienso, que es muy bueno que en las iglesias los hermanos tengan espacios para contar su testimonio; y al mismo tiempo los líderes de iglesia deberían animar a todos, a salir y contar sus testimonios a sus vecinos, a sus compañeros de trabajo, familiares, e incluso por qué no, en sus redes sociales.

Posiblemente Juan incluye este relato, como una manera de incentivar a todos los cristianos de su época y de todas las épocas, a no tener temor de ser testigos, de dar testimonio y de testificar sin temor alguno.

El diálogo del ex ciego con los fariseos

Vemos luego en el diálogo del ex ciego ante los fariseos (vs. 13-17), que tampoco tuvo temor, aunque esta gente parecía que lo quería intimidar. Surge nuevamente el tonto tema del sábado, y los equivocados conceptos legalistas referente al pecado.

Muchas personas tienen miedo de dar sus testimonios en la iglesia, o si lo hacen los disfrazan, para evitar contar o relatar algún aspecto que podría ser causa de críticas por los hermanos o líderes de iglesia. Vemos aquí nuevamente la espontaneidad del ex ciego, y su compromiso con decir la verdad y nada más que la verdad de lo que él experimento.

Notamos que en lo que va del capítulo 9 ya se indica en 3 oportunidades el tema de “la transgresión del sábado”.

Me hace recordar esto, cuando yo estaba en la iglesia adventista, un hermano, en medio de una de las reuniones de la iglesia, pidió perdón por haber llegado tarde, ya que se había acabado el gas de su cocina, y tuvo que ir a comprar una nueva garrafa. ¿Para qué abrió la boca? Nadie lo felicitó por su sinceridad. Al contrario, lo disciplinaron, y quedó marcada para toda la historia de esa iglesia, que jamás uno debería contar su testimonio, de haber hecho tal o cual cosa en día sábado. Era mejor callarse la boca.

Aquí, en esto, me tomo el atrevimiento de decir algo. Todos estos hermanos que disciplinaron al “transgresor del sábado” eran unos verdaderos ciegos. Y los fariseos, ellos también eran verdaderos ciegos, como lo dijo Jesús en varias oportunidades.

Es notable que en Apocalipsis 3. 17 y 18 el ángel dice a la iglesia de Laodicea: Dices: “Soy rico, me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú.

Y recomienda: además, compra colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista.

Creería que el Señor nos esta diciendo aquí que la vista es una muy importante parte de la comunicación. Generalmente relacionamos con la comunicación el sentido del oído, pero vemos aquí, que también incluye el sentido de la vista. Y también se refiere a la vista espiritual.

Termino aquí, reflexionando. Esta semana:

  • ¿Has testificado de Jesús?
  • ¿Cuál fue tu testimonio?
  • ¿Deberíamos preparar un testimonio por escrito? ¿O podríamos darlo espontáneamente?
  • ¿Es verdadero nuestro testimonio?
  • ¿Es posible una testificación de tiempo completo – las 24 horas?
  • ¿Cómo podría la iglesia incentivar la testificación de todos los miembros?

Hasta aquí. Bendiciones y ¡hasta la próxima!

  • Wolfgang A. Streich

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