Mucho más que sólo una muerte

El relato de la resurrección de Lázaro es sorprendente.

Siempre tuve la impresión de que Marta, María y Lázaro de Betania aparecían muchas veces en el Nuevo Testamento. Había escuchado que alguien dijo que Jesús cada vez que iba a Judea se quedaba en casa de ellos. Y no digo que no, no lo sabemos. Solo tenemos los testimonios de Lucas 10 y Juan 11.

Pero lo que sí dice el texto que Lázaro era muy amigo de Jesús (11.3) y el verso 5 dice que Jesús amaba a los 3 hermanos. Sabemos que las hermanas eran bastante comunicativas y una de ellas fue la que ungió los pies de Jesús antes de su muerte (v. 2)

El capítulo 10 terminó indicando que Jesús estaba al otro lado del río Jordán, en el lugar donde Juan el Bautista solía bautizar antes de su muerte.

No podemos ser exactos, pero entre que Lázaro enfermó, y un mensajero salió a avisar a Jesús del hecho y lo encontró pudo haber pasado un día. Tal vez Lázaro ya había muerto antes que el mensajero llegue junto a Jesús, no lo sabemos.

Lo sorprendente es que Jesús decide quedarse en el lugar dos días más (v. 5), y luego se encaminó a Betania (bien cerca de Jerusalén), lo que llevaba tal vez otro día de camino. Él fue a una velocidad normal. No como una ambulancia haciendo sonar las sirenas sino con toda calma.

En el versículo 11 dice a sus discípulos: Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.

¿Dónde estaba Jesús?

El lugar donde bautizaba Juan era una zona de desierto a unos 40 kilómetros de Betania, un poco antes de que el río Jordán ingrese al Mar Muerto. Algunos dicen que tal vez el Bautista tenía relación con algunos esenios de esa zona. Recordemos que los rollos más antiguos del Antiguo Testamento son de las cuevas del Mar Muerto.

Ese es el lugar del mundo que me gustaría conocer. Desde que era adolescente solía leer libros de arqueología, y me encantaría recorrer esos lugares.

¿Qué hacía Jesús allí? Quizás era un lugar de retiros espirituales, ya que evidentemente los que estaban allí eran seguidores de Juan el Bautista. Lo que sabemos es que Jesús, a propósito, con una intención bien clara, decidió quedarse un par de días más allí. 

Algunas cuestiones interesantes

Jesús en casi todo momento utilizaba el lenguaje como un canal para mantener a la gente expectante de lo que ocurriría. No era un ser misterioso como un monje hindú que dice unos mantras que nadie puede entender. Todo lo contrario. Su lenguaje hacía que uno esté a la expectativa de qué iba a acontecer ahora…

Y cuando dice «volvamos a Judea», todos saltaron y dijeron «nooooo…». A los discípulos les parecía una verdadera locura volver hacia Jerusalén. Los discípulos habían visto cuando lo intentaron apedrear unos días antes solamente (10. 31-33).

Siempre solemos recordar cuáles son los lugares peligrosos de nuestra ciudad, aunque hoy en día parece que todos los lugares son peligrosos; pero yo personalmente tengo calles que prefiero evitar. He sido asaltado con arma de fuego en dos oportunidades, y por esos dos lugares prefiero no volver a pasar.

En un viaje escolar un grupo de pirañitas (niños ladrones) nos habían asaltado en Foz de Iguazú (Brasil) y ellos nos amenazaban con piedras en sus manos, y es una de las ciudades por donde no me gusta andar solo.

El foco de la cuestión

—Volvamos a Judea.

—Rabí —objetaron ellos—, hace muy poco los judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía quieres volver allá? —¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo. Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz.

Dicho esto, añadió: —Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo. —Señor —respondieron sus discípulos—, si duerme, es que va a recuperarse. Jesús hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus discípulos pensaron que se refería al sueño natural. Por eso les dijo claramente: —Lázaro ha muerto, y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean. Pero vamos a verlo. (vs. 7-15)

Vemos que a los discípulos pareciera que no les interesa mucho el tema de Lázaro, ya que les preocupaban más los apedreadores de Judea. Y hasta piensan que tal vez Lázaro simplemente tenía una pequeña “gripesiña”.

Y para completar, ya sabiendo que Lázaro había muerto, Tomás el gruñón dice:

—Vayamos también nosotros para morir con él (con Jesús). (v. 16).

Sistematizando las grandes enseñanzas:

  1. Jesús es la resurrección y vida y nada le toma por sorpresa.
  2. Debemos buscar comprender los tiempos de Jesús. Él nunca está apurado. Lo primero es lo primero, y él ve más allá que lo aparente.
  3. Jesús tuvo amigos además de sus discípulos.
  4. Es interesante que los discípulos no siempre comprendieron la comunicación y los tiempos de Jesús. Luego, Jesús aclara sus dudas con maravillas. El verdadero plan de Jesús es dar la gloria a Dios (v. 4) «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado».
  5. «Para que creyeran». Todo esto tenía un fin específico en revelar la verdad de la resurrección a los discípulos. Hubo otras dos resurrecciones más en los evangelios, la hija de Jairo y el hijo de la viuda de Naín, pero este fue un caso ya muy cercano a la crucifixión, un evento preparatorio, un símbolo de la verdadera resurrección a Vida.   
  6. Contrastamos el pesimismo y el negativismo de Tomás y el de los otros discípulos con la seguridad y confianza de Jesús. Para Jesús esto era simplemente un anticipo de la gran derrota de la muerte, que sería completamente vencida en la siguiente semana de la Pascua.

José Antonio Pagola en «El camino abierto por Jesús»  deja la siguiente reflexión:

Como los seres humanos de todos los tiempos, también nosotros vivimos rodeados de tinieblas. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Cómo hay que vivir? ¿Cómo hay que morir? Antes de resucitar a Lázaro, Jesús dice a Marta esas palabras, que son para todos sus seguidores un reto decisivo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá… ¿Crees esto?».

A pesar de dudas y oscuridades, los cristianos creemos en Jesús, Señor de la vida y de la muerte. Solo en él buscamos luz y fuerza para luchar por la vida y para enfrentarnos a la muerte. Solo en él encontramos esperanza debida más allá de la vida.

Creo que es todo por hoy. Bendiciones y ¡hasta la próxima!

  • Wolfgang A. Streich

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