El tiempo del fin ya había iniciado con la venida de Jesús a este mundo. Lázaro lo testifica.

El clímax de la historia de la resurrección de Lázaro se da en 6 versículos, donde Jesús ordena quitar la piedra de la tumba, la objeción de Marta, la oración de Jesús, su grito potente, la resurrección de Lázaro, la confirmación y revelación de la gloria de Dios en Jesús al salir Lázaro caminando, y muchos creyendo en Jesús.

El relato de Juan es sencillo pero muy descriptivo.

El relato no era únicamente un llamado de fe a María y Marta, sino a muchos otros, y aún hoy podemos ser consolados con este poderoso relato, que no es una fábula, sino que fue un hecho real y concreto.

Luego de la resurrección de Jesús, muchos intentaron inventar historias, pero Lázaro era un testimonio viviente del poder de la resurrección, en Jesucristo, autor y consumador de la Vida.

Para que no quedaran dudas, en Mateo 27. 51-53 relata que al morir Jesús:

En ese momento, la cortina del santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas. Se abrieron los sepulcros y muchos creyentes que habían muerto resucitaron. Salieron de los sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.

Todos estos eventos son aspectos centrales del evangelio, y Pablo en 1 Corintios 15 tiene un fabuloso sermón apologético sobre la relevancia de la resurrección de Jesús, y tal vez podríamos afirmar que Lázaro, la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Naín y estos que resucitaron el viernes de la Pascua, eran testigos vivientes de la realidad del verdadero Mesías, no un político, sino el Salvador y Redentor, y también podríamos llamarlo el Autor y Restaurador de la Vida.

En el mundo nos pasa a todos que en algún momento perdemos la esperanza. Muchas veces acontece que luego de la muerte de algún ser querido la fe se nos va.

A veces cuando alguien muere, algunas personas llevan un peso gigantesco preguntándose si podrían haber hecho algo para que la persona no muriera. O se tal vez se sienten culpables por algo que dijeron, o por lo que no le dijeron a la persona antes de morir.

Evidentemente Jesús no produjo la muerte de Lázaro, pero las hermanas hasta se tomaron la libertad de cuestionar a Jesús por lo que podría haber hecho, y no lo hizo.

Pero, dice Slade (238)

Pero Jesús había tomado la decisión de usar la muerte de Lázaro para demostrar que el tiempo escatológico había invadido la historia ya, en su propia persona.

Esto es fundamental de entender al estudiar el libro de Apocalipsis y otros textos escatológicos.

El tiempo del fin ya había iniciado con la venida de Jesús a este mundo, y no es un hecho a ocurrir en el futuro. Es verdad que uno de los últimos hechos escatológicos será la resurrección de todos los que creyeron en Cristo, pero esta época ya ha iniciado con la encarnación del Verbo, hecho carne.

En Jesús, todos pueden pasar de muerte a vida, y como lo dice Pablo, el postrer enemigo que será destruido será la muerte.

  • ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? (v.40) 

Slade sigue diciendo (239):

La invitación a Marta aparece en términos de la gloria de Dios. Ver a su hermano con vida nuevamente sería nada menos que presenciar la gloria de Dios. Para Juan la gloria de Dios no es tanto una cuestión de truenos, relámpagos y visiones celestiales (aunque a veces se manifiesta en actos impresionantes), sino un asunto de vida. Dios es glorificado cuando los seres humanos reciben vida por medio de Jesús… Al reconocer a Jesús como la fuente de vida para la humanidad tenemos la oportunidad de ver “su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre”.

Jesús oró una oración un poco extraña

  • Jesús, alzando la vista, dijo:

—Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. (vs. 41, 42)

Y Salde nos comenta lo siguiente (239):

Esto es lo que hizo Jesús: orar al Padre para que la gente se diera cuenta… Al igual que en la escena de los panes (6.11), Jesús dio gracias al Padre para dejar en claro con qué poder estaba trabajando en ese momento. El propósito del milagro se perdería si no se lo identificara con el de ser señal de que Jesús había venido del Padre (11.42). El pensamiento de este versículo es el mismo que encontramos en 20.31: “estas cosas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, (para que crean que tu me enviaste), y para que al creer en su nombre tengan vida”

Luego vemos a Jesús dar la orden a Lázaro de salir afuera de la tumba y lo hace en voz bien alta. El texto dice: gritó con todas sus fuerzas: ¡Lázaro, sal fuera!

Sabemos que Lázaro se levantó, estaba lleno de vendas, y seguramente fue a dar un abrazo a Jesús, a María y Marta.

La gente quedó asombrada, y muchos judíos creyeron en Jesús.

Concluyendo, vemos a Jesús utilizar intencionalmente la comunicación

  1. Para mostrar a Marta y María la gloria de Dios.
  2. Para dejar bien en claro que Jesús siempre que actuaba no realizaba milagros para su propia gloria, sino para la gloria del Padre.
  3. Jesús exclama con autoridad que él es el vencedor sobre la muerte.

Una pregunta interesante aquí sería, ¿porqué Jesús gritó con todas sus fuerzas? Pienso que Jesús no grita para que Lázaro lo escuche. Tal vez hay una relación con un texto bíblico que dice:

  •  El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. 1 Tes. 4.16

No creo que sea un principio teológico, pero me viene a la idea un texto de Judas 8, donde hay una disputa entre un ser angélico y el diablo por el cuerpo de Moisés. Podría ser que de alguna manera el maligno reclama los muertos como suyos, entonces Jesús debe levantar su voz de autoridad, reclamando a los que verdaderamente son suyos.

Una cuestión que la vengo analizando y diciendo frecuentemente, es que pienso que es más fácil salvarse que perderse; y que en la resurrección estarán personas que nosotros jamás pensamos que podrían ser salvas. Y mi teoría es que el Espíritu Santo está actuando en todas partes, en todas las naciones, en todo corazón. Hasta el último segundo él está allí presente, expresando su amor y su misericordia.

Hay que ser realmente obstinado para rechazar a la voz del Espíritu de Dios hablando del amor de Jesús a los corazones.

Y hay que ser realmente obstinado para creer que solo un puñadito de personas se salvarán.

Hasta aquí. Bendiciones y ¡hasta la próxima!

  • Wolfgang A. Streich

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