Podemos entender lo que María hizo en Betania con lo que Jesús hizo a sus discípulos en la última cena

Al llegar a esta parte del evangelio de Juan, miro el texto, y me parece muy conocido, aunque avanzando en la lectura del Comentario Bíblico Iberoamericano de Stan Slade (Ediciones Kairós), veo un hilo de interpretación del pasaje que nunca había escuchado, ni oído en ningún sermón. Esta interpretación me parece muy coherente, con un valor teológico y comunicacional extraordinario.

Le animo a leer el texto de su Biblia, subrayando los aspectos comunicacionales que más le llamen la atención, y luego tratare de compartir las principales ideas de Slade.

El texto que hoy analizamos tiene su paralelo en otros evangelios (Mt. 26. 6-13) y (Mr. 14.3-9).

Slade propone que el texto de la unción de los pies de Jesús por parte de María, la hermana de Lázaro, está relacionado no con lo anterior del texto de Juan, sino con el siguiente capítulo, el 13 donde Jesús lava los pies de sus discípulos y también con la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén del capítulo 12.

No lo había pensado antes, jamás se me pasó por la mente, pero me parece una maravillosa interpretación. Y Slade dice:

Lo importante para la comprensión de lo que María le hizo a Jesús en Betania es lo que Jesús les hizo a sus discípulos en la última cena…

María ungió al Ungido (que es el significado literal de la palabra “Mesías”)

Y, precisamente por la misión especifica de este Mesías, la unción tenía un significado doble: era la preparación del Rey mesiánico tanto para entrar a su capital como para entrar en su tumba. La gloria del Mesías en Juan no se ve en su dominio sobre los demás, sino en su servicio a ellos, sometiéndose a la muerte para que los demás vivan. (pág. 245).

Pero ¡qué extraordinaria interpretación! ¿Cómo es que nunca había pensado en esto? Realmente, ahora lo veo, y miro el texto nuevamente, y me parece maravillosa esta explicación, y esta relación entre los capítulos 12 y 13.

Juan coloca este evento antes de la entrada a Jerusalén porque quiere que los lectores veamos tal entrada como la del rey mesiánico…

Y Slade continua:

Ungir a Jesús de acuerdo con las expectativas de la multitud sería ungir su cabeza para reinar. Pero… ungir sus pies y enjugarlos relaciona el acto con el lavamiento de los pies en el capítulo 13, hecho que simboliza el lavamiento (o redención) de los seres humanos por medio de la muerte de Jesús. (pág. 246)

No es un punto central lo que le ocurre a Judas aquí, pero al leer la explicación del porqué aparece esto aquí, me parece importante señalarlo:

Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó: —¿Por qué no se vendió este perfume? Pudo haberse vendido por el salario de más de un año de trabajo y dárselo a los pobres. Dijo esto no porque se interesara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba a robarse lo que echaban en ella. —Déjala en paz —respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán. (12. 4-8)

Aquí vemos que Judas tenía intereses muy opuestos a los de Jesús; y Jesús rechazó la crítica de Judas y justificó el acto de María sobre la base de la relación que tenía con su muerte inminente.

Y sin gastar el papel con mis palabras, me gustaría poner literalmente lo que dice Slade en la pág. 247:

De hecho, Jesús caminó un poco más allá con Judas, según lo dicho en el v. 8. Según lo que Juan explica en el v. 6 (que Judas robaba de la bolsa común), el v. 8 lleva una cuota de ironía. Es como que Jesús dijera: “Judas, ¡ojalá que tuvieras un verdadero compromiso para con los pobres! Porque así tu problema sería sólo cuestión de prioridades. Sería sólo el reto de saber reconocer un momento único frente a posibilidades siempre presentes. Pero ya que ni siquiera en los pobres estás pensando…”

Vale la pena desarrollar un poco más este último punto, porque en las iglesias de todo tipo suele hacerse una pésima lectura del v.8

Con frecuencia se oye la repetición de “a los pobres siempre los tendrán con ustedes” …

Pero los hermanos suelen tomar estas palabras con un sentido exactamente contrario al que Jesús quería darles: casi siempre están justificando precisamente el no hacer nada a favor de los pobres. Para ellos la idea es: “Bueno, si siempre tendremos a los pobres, obviamente nada va a ser capaz de cambiar su situación; de manera que no nos toca a nosotros hacer nada por ellos”

Pero es increíble que alguien pensara que Jesús haya querido decir semejante cosa. Al contrario, Marcos captó bien la idea cuando escribió: “a los pobres siempre tendrán con ustedes, y podrán ayudarles cuando quieran” (Mr. 14.7).

Es decir, Jesús no rechazaba de ningún modo un verdadero compromiso con los pobres. Solo señaló el carácter único de aquel momento: las buenas obras de siempre quedaron en un segundo plano frente a la posibilidad de participar en lo que Dios iba a hacer una sola vez en la historia.

En realidad, los hermanos que usan Juan 12.8 para justificar su indiferencia frente a los pobres están uniéndose a Judas, ya que su verdadero interés no estaba ni en los pobres ni en Jesús, sino en su propia tranquilidad o bienestar económico.

Y luego de esto, los eventos del cumplimiento del tiempo van indicando que el clímax del libro de Juan, el clímax de toda la Biblia va llegando, el clímax de la historia de toda la humanidad está por cumplirse.

Y solo por mencionar a Judas, quién abrió la boca para decir estupideces, el mismo que “tanto amor tenía a los pobres” sería quien vilmente traicionaría a Jesús, sin distinguir que sus propias acciones estaban trayendo el cumplimiento de la hora trascendental de la humanidad.

Les recomiendo preparar algún sermón o estudio bíblico sobre estos versículos. Me parece muy importante que entendamos bien lo que realmente estaba pasando aquí, era mucho más que un perfume, era el cumplimiento del ungimiento del verdadero Mesías, era el indicador de la realeza de Jesús, era la llegada de la hora, era el cumplimiento de las Escrituras, era el cumplimiento de las profecías mesiánicas, y un llamado al servicio, a dar la vida y todo lo que hacemos y somos por amor.

También es un llamado a rechazar en nuestras vidas todo tipo de hipocresía, o doble discurso. Es un llamado a analizar las motivaciones de nuestro corazón a cada momento.

Hasta aquí. ¡El Señor es todo misericordia! Bendiciones, y ¡hasta la próxima!


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