Porque todos los que se enaltecen serán humillados, y los que se humillan serán enaltecidos. – Lucas 18.14, NVI

Jesús contó una historia en Lucas 18 para ilustrar cómo funciona la salvación. Había dos hombres orando en la iglesia. Uno era un maestro religioso, que pasó toda su vida asegurándose de seguir todas las reglas de su religión. Incluso hizo más de lo necesario para asegurarse de ser mejor que otras personas. Le dijo a Dios en voz alta: “Me alegro mucho de no ser como los demás”, mientras miraba a su alrededor y veía a un recaudador de impuestos orando en un rincón oscuro de la iglesia. “Ayuno dos veces por semana y doy más generosamente de lo necesario a la iglesia”.

El recaudador de impuestos, por el contrario, era demasiado tímido para siquiera levantar los ojos al cielo. Todo lo que pudo decirle a Dios fue esto: “¡Dios, ten misericordia de mí, pecador!”

Jesús no dejó a nadie ninguna duda sobre el resultado. Dios, dijo, escuchó la oración sincera del recaudador de impuestos y le dio la salvación, pero se apartó del orgullo y la arrogancia del líder religioso (Lucas 18.14).

Así es con nosotros. No podemos hacer nada que ayude a salvarnos. La Biblia nos habla de lo único que podemos hacer. “Cree en el Señor Jesús y serás salvo” (Hechos 16.31).

–Desmond Ford


Red Buenas Noticias Ilimitadas – La Noticia viaja rápidamente – Comparte la noticia –